Trova y algo más...

viernes, 31 de diciembre de 2010

Un año más, un año menos…

Esta entrega cierra para este servidor la puerta del año 2010 y significa, de igual manera, la promesa —que no la amenaza— de regresar el 2011 con ánimos renovados.

Si hacemos un ejercicio de reflexión, al que habríamos de obligarnos por terapia personal, encontraremos que a lo largo del presente año se ha ido parte de nuestras vidas hacia la nada del pasado, y son esas minúsculas maravillas de la existencia, más las que generosamente se han quedado con nosotros, las que nos dan sentido y eso que algunos llaman cuestión de fe por continuar en la lucha cotidiana contra los invisibles fantasmas de la incertidumbre que la realidad nos impone para vencer obstáculos y alcanzar nuestras metas.

Un año más, un año menos, reza la sentencia oriental.

Y en medio del bullicio luminoso de los días, de estos días, estamos todos tratando de armar nuestra propia explicación existencial, nuestro propio, modesto e íntimo concepto de vida que nos lleve a comprender qué somos, dónde estamos y hacia dónde vamos.

No resulte extraño entonces que, en medio de la confusión maravillosa de fin de año, al volver el rostro hacia el pasado volvamos a encontrarnos con el reloj de la infancia marcando las cuatro de la tarde, la hora en que el olor del café colado inundaba la casa para convocar a todos los muertos de la familia a que se reunieran en torno de la mesa de la cocina a charlar todas extrañas aventuras sorteadas en los insondables caminos de la muerte.

A mí me pasó el domingo anterior, en Navojoa, en una reunión generacional de secundarianos de hace 40 años: fue como sentir que ese pasado sigue vivo, tan vivo como las calles que un día recorrimos en la búsqueda de un futuro incierto que hace mucho dejamos atrás.

Fue un volver a mirarnos a los ojos buscando la chispa infantil que algún día nos marcó ante los demás, y hacer esa comparación interna entre lo que fuimos hace 40 años y lo mucho o lo poco que somos ahora, con kilos de más, arrugas de más, canas de más... o mucho menos cabello y menos agilidad, muchísima menos agilidad...

Fue un tratar de adivinar —entre el puñado de seres anhelantes que nos reunimos— quién era esa mujer o ese hombre ya de mediana edad que tiene los rasgos lejanos de alguien que sé quien es pero que no recuerdo su nombre...

En fin… fue una playa de recuerdos que flotaban entre el oleaje de la felicidad…

Como decía, estos días son propicios para que algún resorte del alma nos haga recordar que bajo el azahar de los naranjos agrios éramos apenas unos chiquillos indefensos que jugaban a recorrer las horas en las bicicletas de la felicidad: el sol cruzaba el papel del cielo dejando garabatos de calor que nos obligaban a pedirle prestado al día los rumbos de las acequias rebosantes donde nos bañábamos desnudos en medio de los ruidos jubilosos de aquella parvada sin nombre que se zambullía despreocupada en la fresca ebullición del tiempo.

En la memoria, los hombres se sientan en la oscuridad sobre enormes piedras en las esquinas del barrio, y entre trago y cigarro platican de cuando sus padres y sus abuelos despertaron un día en el frescor del alba (sofocados por la visión maravillosa de una enorme ciudad donde todo vendría mejor para los hijos y los nietos), subieron a sus familias en viejos carretones tirados por mulas empolvadas y, sin mirar una sola vez hacia atrás, temiendo convertirse en grotescas estatuas de sal, abandonaron los rincones sinuosos de la sierra, el verdor húmedo de los valles y el reflejo rumoroso del mar para venirse a despachar detrás del mostrador de tiendas amodorradas al calor de las dos de la tarde, o trajinar entre las ruedas hambrientas de molinos de trigo y esperanzas, o recorrer aturdidos los pasillos de frías fábricas de ruido donde fueron dejando pasar los sueños recurrentes de sierras olorosas a pinos y venados, de campos sembrados de alfalfa y algodón y de mares generosos de peces fosforescentes, para darle paso al insomnio de la muerte.

Y podemos seguir reflexionando que bajo el azahar de aquellos naranjos agrios de la memoria nos fuimos convirtiendo en mayores: las charlas de las esquinas terminaron en borracheras y en pleitos entre pandillas por el puro afán de conquistar las calles.

Así, un día, sin avisar, nos fuimos del hogar de siempre y en algún rincón oscuro del olvido se oxidaron las viejas bicicletas de la felicidad.

Y ahora estamos aquí, en el sepia de la memoria, en medio de los festejos navideños con un puñado de recuerdos que nos desarman el rompecabezas del corazón con su aliento de otros tiempos, de otras risas, de otro río, de otros amores que fertilizaron el ambiente con su olor maravilloso del origen de la felicidad.

En el bullicio quebradizo de estos días, que se repite como eco en el alma, volvemos a ser aquellos chiquillos que un día nadaron en las acequias rebosantes, que corrieron detrás de los sueños hasta fatigarse de contento, que se durmieron a la lumbre trémula de la lámpara como faro incierto que nos marcaría las diversas rutas hacia el futuro que nos tomó de la mano, nos llevó por los infinitos caminos de la vida y nos salvó de los mil peligros de la muerte hasta traernos aquí, a la luz melancólica de estas letras que desgajan su ternura para desearles a todos ustedes, lectores amigos, un maravilloso año 2011.

Que la paz esté en todos sus hogares.

Y que ese hogar y esa paz perduren durante todo el año que se asoma por entre los resquicios de la ventana de la medianoche…

Un abrazo enorme a todos: para los que están y los que ya no están con nosotros pero que viven en el corazón…

--

--

Para la buena voluntad…

Bueno: finalmente cortamos la última hoja del calendario y se nos ha terminado el 2010.

Que la memoria sea un buen testigo de lo que ha pasado este año: cosas buenas y malas; cosas hermosas y horribles; cosas tiernas y amargas; cosas…

Yo me quedo con lo que nos ha hecho crecer en lo común y también en lo individual.

Me quedo con mis días de enero y con un día de febrero.

Me quedo con el 27 de marzo y los aniversarios de abril.

Me quedo con las celebraciones de mayo y los días hermanados de junio.

Me quedo con las luces del 4 de julio y el 31 de agosto.

Me quedo un septiembre manchado por la estupidez del bicentenario y un 6 de octubre que me regresó la vida en los muchos días del mes.

Me quedo con la timidez de noviembre y con este día de diciembre que me deja decirles con ganas y con un cierto dolor: Que tengan un 2011 pleno y feliz, con toda la subjetividad que puedan encerrar ambos términos.

Pásenla bien, no pierdan el dulce sabor de la vida, que para amargados ya habemos suficientes en el mundo.

Les dejo esta canción que me regaló mi querida Lin: Para la buena voluntad, de Alejandro Filio, que viene en su disco "A quien".

(Ya saben: hay que pausar al Silvio para que nos deje escuchar con tranquilidad esta bella canción.

Por cierto, el video me lo encontré en la red, y no sé quienes son las lindas chicas que ahí aparecen, pero pues bienvenidas sean ellas con su cristianismo a cuestas y la música del Filio con su derroche de filin).

Felicidades a todos. Un abrazo enorme desde aquí hasta ahí, donde estás, eh...

--

--

jueves, 30 de diciembre de 2010

Una larga y oscura cuesta de enero...

El rector de la Universidad de Sonora, Heriberto Grijalva Monteverde, lamentó los resultados en la aprobación del presupuesto estatal de la Universidad de Sonora para el 2011.

En el boletín emitido por la máxima casa de estudios se detalla que lejos de incrementarse, se redujo en un 5.85% en términos reales con respecto del cierre de 2010, que fue de 690 millones 353 mil 701 pesos.

Los actores que elaboran y aprueban el presupuesto de la Universidad de Sonora destinaron 679 millones 428 mil pesos para ejercer durante el 2011, y la disminución no permitirá a la institución crecer como se había planteado en matrícula y nuevos programas académicos, señaló.

O sea, la alma máter tendrá una larga y oscura cuesta de enero que durará todo el 2011, según se vislumbra.

Y eso que es la institución pública de educación superior que mantiene los mejores estándares de calidad y ofrece educación cien por ciento certificada por organismos calificadores externos.

Y ni así…

Sería bueno saber hacia dónde estarían mirando los diputados que votaron por esa reducción en términos reales, como bien dijo el rector.

--

--

Cosas de la luna...

Como la Vitacilina, nunca falta uno en el rancho, en el taller, en la oficina.
Hasta en la casa se los puede uno encontrar.
Suelen ser cordiales casi siempre, pero de repente el cielo se les cierra y se convierten en la otra cara de su propia moneda.
Entonces andan siempre como hablando a solas, recordando asuntos que nadie entiende porque sólo ellos cargan con ese metafórico costal del día, y se pasan todo el miércoles rumiando palabras en sánscrito y mirando a los demás con un frío como de termostato en 60 ºC.
Cuando les llega la maldición de pasar por monstruos, le echan la culpa a los demás de todo lo que aún no ha sucedido, y comulgan con Albert Einstein en aquello de que “los hechos están equivocados”.
Y sucede que al día siguiente llegan con una sonrisa de mariposas y flores radiantes que cautivan a todos, y dejan por donde pasan un reguero de felicidad que lo menos que se piensa es que quieren compartirla con el mundo, quiera o no quiera ser feliz.
Son ellos: los lunáticos, esos seres incomprendidos que se les quiere dos días a la semana y el resto se les odia con odio jarocho, de acuerdo a la famosa sentencia del ratón Crispín.
Y nadie se explica qué atascados mecanismos humanos se tuercen cada cierto tiempo para hacer de una persona agradable, besable, amable, un ser detestable a quien se le quisiera obsequiar un pasaje sólo de ida al fin del tiempo.
Pero nadie está exento de convertirse de vez en vez, en mayor o menor medida, en el sapo que encierra al príncipe hermoso o a la princesa encantada y ser tachado de lunático, porque, según se dice, la luna nos influye a todos con su rostro luminoso y su cara oculta, de ahí el término para calificar el cíclico padecimiento.
Los expertos en el tema señalan que los científicos han estudiado desde antiguo los modelos cíclicos que ocurren en varios aspectos de nuestro ambiente y en nuestro cuerpo: las fases de la luna, subrayan, es el mejor y más ilustrativo ejemplo de un modelo cíclico ambiental.
Y es que todos sabemos que la gravitación lunar afecta los niveles de las superficies de agua y el flujo de las mareas.
¿Por qué se dice que las fases de la luna nos afectan, poco o mucho, dependiendo del carácter y fortaleza de cada uno?
Los científicos sustentan la teoría de que la luna nos trastorna porque el cuerpo humano está compuesto en un 80% de agua.
Por otro lado, a esos flujos de naturaleza cíclica que de igual forma afectan nuestro cuerpo se les conoce como biorritmos.
Aunque los biorritmos no han sido comprobados con evidencia científica (por lo menos en nuestra cultura) durante años mucha gente ha creído en su efecto. La creencia es que cada persona posee, por lo menos, tres modelos de biorritmo que son de importancia:
• El físico, que determina nuestra fuerza y coordinación, y también influye en nuestra resistencia al dolor y en nuestro sistema inmune.
• El intelectual, que determina nuestra capacidad de aprender; es decir, que afecta nuestro pensamiento lógico y analítico, nuestra memoria y la habilidad de tomar decisiones.
• El emocional, que afecta nuestras sensaciones y humores, y también afecta nuestra estabilidad emocional.
Así que si esta mañana su pareja no le dio el “buenos días” de siempre, no necesariamente es porque ya se le acabó el amor, también existe la posibilidad de que la luna y el biorritmo anden haciendo de las suyas.
Y vale más esto que lo otro, ¿no?
“Cosas de la luna”, dirían por ahí, antes del eclipse, claro…
Cosas de la luna
--
--

miércoles, 29 de diciembre de 2010

No anorexia...

Ya sé que seguramente habrán leído esta nota en algún otro sitio, pero no está de más ponerla aquí para que la volvamos a leer: tal vez a alguien le puede servir el ejemplo.
La ex modelo y actriz francesa Isabelle Caro, conocida por su lucha contra la anorexia, murió el pasado 17 de noviembre a los 28 años. La causa de la muerte no fue precisada.
Caro padecía de anorexia desde los 13 años.
En el 2006, cuando sólo pesaba 25 kg y medía 1.65 m, dicha enfermedad provocó que entrara en coma.
Isabelle participó en una campaña contra la anorexia en 2007, en la que dejó se le fotografiara desnuda por el fotógrafo Oliviero Toscani para advertir sobre las consecuencias de esa enfermedad.
En la campaña No Anorexia, ella quiso "despertar las conciencias" sobre una enfermedad que padecen muchas modelos. "Esta foto sin colorete ni maquillaje no me pone en valor. El mensaje es fuerte: tengo psoriasis, el pecho caído, un cuerpo de persona mayor", declaró Caro.
A principios de 2010, anunció que había alcanzado los 42 kg.
De acuerdo con el estándar de pesos y medidas, Isabelle Caro debía haber pesado un promedio de 53.5 kg.
--
--

martes, 28 de diciembre de 2010

Inocente palomita...

Hoy es 28 de diciembre, día de los Santos Inocentes. Según los que saben de este pasaje bíblico, cada 28 de Diciembre se recuerda la matanza que ordenó el rey Herodes en Belén, para acabar con todos los niños menores de dos años y así liquidar al futuro Rey de Israel; o sea, Jesús.
La tradición popular lo ha convertido también en día de bromas.
No se sabe de verdad cuántos fueron, pero los estudiosos de los misterios del catolicismo establecen que unos 30 niños menores de dos años murieron a manos de los soldados romanos: el rey Herodes los mandó a matar, en un intento desesperado por asesinar al Mesías, al verse burlado por los Reyes Magos, que habían venido para saludar al recién nacido que sería el nuevo rey de los judíos.
Ellos le indicarían el lugar exacto en el que estaba, pero los magos se volvieron a sus tierras por otro camino. Loco de furia, el cabrón del Herodes mandó a matar a todos los niños menores de dos años de Belén y sus alrededores.
Desde entonces, la Iglesia católica celebra cada 28 de diciembre la fiesta de los Santos Inocentes, para recordar esas crueles muertes de niños.
La tradición ha transformado este día también en el elegido para hacer "bromas inocentes".
Y como tradición es tradición, este día la prensa vendida (jamás será vencida) suele publicar bromas bastante idiotas para navegar en concordancia con lo que marca la costumbre impuesta por el dicho: “Inocente palomita que te dejaste engañar”.
Y así fue que hoy, en la prensa hermosillense se publicaron dos notas que llamaron poderosamente la atención: en una se señalaba que 50 migrantes oaxaqueños, trabajadores de campos agrícolas, habían sido liberados de su secuestro cerca de Caborca. En la otra nota, se decía que una tal Claudia Pavlovich, que recientemente ha sido elegida como dirigenta del PRI-Sonora, el del Bours, decidió renunciar al puesto aun sin haber tomado posesión.
Una de ambas notas era una supuesta “broma”; por desgracia, la noticia verdadera fue la que hablaba sobre los 50 migrantes secuestrados, no la otra, que en verdad no tiene la importancia que los diarios trataron de darle, porque los sonorenses sabemos que con cualquier individuo al frente del PRI, este partido seguirá actuando con la soberbia que su dueño le ha impreso.
Los 50 jornaleros secuestrados son apenas unos cuantos del total que anualmente secuestran grupos delictivos y encierran en los grandes campos de los terratenientes del norte de México, que suelen utilizar mano de obra para levantar sus cosechas: Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas son estados en los que los migrantes son esclavizados mientras las autoridades se hacen de la vista gorda.
Esa noticia que apareció hoy debería de haber sido una broma, y la otra, la de los autómatas de los partidos políticos, en este caso del PRI, tendría que ser cierta, pero como en México las bromas suelen tener tintes de drama y horror, los 50 liberados de sus secuestradores solamente pasaron de una a otra parte de la miseria, el hambre y el abandono ancestral.
La otra noticia es tan vanal que ni siquiera valía la pena publicarla, pero como dicen: "Entre broma y broma, la verdad se asoma..." ¿Será cierto?
En fin, así las cosas en este día…
--
--

lunes, 27 de diciembre de 2010

Aquellas cartas en cajas de zapatos...

Dice Eduardo Galeano en Palabras perdidas (Bocas del tiempo, pág. 8): "Por las noches, Avel de Alencar cumplía su misión prohibida. Escondido en una oficina de Brasilia, el fotocopiaba, noche tras noche, los papeles secretos de los servicio militares de seguridad. Informes, fichas y expedientes que llamaban interrogatorios a las torturas y enfrentamientos a los asesinatos. En tres años de trabajo clandestino, Avel fotocopió un millón de páginas. Un confesionario bastante completo de la dictadura que estaba viviendo sus últimos tiempos de poder absoluto sobre las vidas y milagros de todo Brasil. Una noche, entre las páginas de la documentación militar, Avel descubrió una carta. La carta había sido escrita quince años antes, pero el beso que la firmaba, con labios de mujer, estaba intacto. A partir de entonces, descubrió muchas cartas. Cada una estaba acompañada por el sobre que no había llegado a destino. Él no sabía que hacer. Largo tiempo había pasado. Ya nadie esperaba esos mensajes, palabras enviadas desde los olvidados y los idos hacia lugares que ya no eran y personas que ya no estaban. Eran letra muerta. Y sin embargo, cuando los leía, Avel sentía que estaba cometiendo una violación. El no podía devolver esas palabras a la cárcel de los archivos, ni podía asesinarlas rompiéndolas. Al fin de cada noche, Avel metía en sus sobres las cartas que había encontrado, les pegaba sellos nuevos y las echaba al buzón del correo…" -.-.-.-.-

Ésa, creo, es la magia que encierran las cartas, por eso yo, como todas las tardes desde hace años, me asomo con cierta desesperanza al buzón de bronce que le da la bienvenida en silencio a nuestros invitados, y observo que sólo la publicidad ha sentado su reino en ese breve espacio en que no están todos los nombres y direcciones que el corazón quisiera gritar de vez en vez y que se han quedado prendidos en el clavo de la nostalgia, bajo una capa de polvo en el sedimento simple de los sueños.

No hay misterios: hemos dejado de lado la hermosa práctica de escribir cartas a destinatarios con rostro conocido y acaso manos y cuerpo que llevábamos grabados en el alma como tesoro pirata de las noches, para dar paso al rápido ejercicio de los correos electrónicos que después de ser leídos casi siempre se pierden en fragmentos invisibles dentro de la papelera electrónica del vacío cibernético.

Nada de guardar los mensajes en cajas de zapatos, atados con ligas rojas y amarillas para que mañana o pasado, en la orilla de la lluvia, al borde de una taza de café, exactamente a las cuatro y media de la tarde, nos salven de la desesperanza con sus mensajes del alma, sueños compartidos, besos mariposeados en el filo de los cuerpos con palabras borrosas pasadas tal vez por el llanto inconsolable de otro aniversario olvidado, dejado al pairo en las aguas del tiempo.

La rapidez se nos impone lentamente, las urgencias por decir lo que todavía no pensamos bien a bien nos llevan a escribir mensajes crípticos que toman forma en un monitor y se desplazan en milisegundos al lugar donde unos ojos tal vez desconocidos leen de un tirón, y de un tirón los desechan sin sentir el mínimo aleteo del remordimiento en el corazón.

La rapidez se nos impone con golpes de calor en las mejillas: nos toma de la mano para llevarnos al frío campo del subject y del attachment; nos cuenta los caracteres con una exactitud propia del lenguaje binario; nos absorbe las palabras y las convierte en emoticons que nos dicen todo sin decirnos nada, como el bolero aquel que en la adolescencia nos abrió de un tajo el sentimiento para dejarnos heridos para siempre por el navajazo fragante a jazmines de una muchacha que cada tarde nos respondió nuestros holas con un palomeante adiós.

Ah, pero si no fuera por esa rapidez tecnológica y deshumanizada que nos arropa con sus cables, ¿qué sería de todos aquellos que nunca sintieron la textura mágica de la hoja de papel y el fino rasgar de la pluma al correr por la tersa superficie de aquella blanca piel de mujer que nos permitía acariciarla con ternura al escribir cada letra, cada coma, cada punto, cada palabra que encerraba en su misterio todas las respuestas a las incógnitas del amor? ¿qué sería de todos aquellos que nunca probaron a inventar fantasías mientras llegaba la respuesta dentro de un sobre con el rumor del mar y el romper de las olas en los peñascos de la playa? ¿qué sería de aquellos que nunca se atrevieron a escribirle una carta a la fortuna para contarle que a la vuelta de la esquina vivía la muchacha de sus sueños? ¿qué sería de ellos sin el correo electrónico de hoy, porque todavía aquella chica sigue habitando sus sueños como ayer, como siempre...?

Yo escribiré un e-mail esta noche, y mañana saldré a revisar el buzón para que mi alma siga prendida a la nostalgia... al menos a la nostalgia...

--

--

domingo, 26 de diciembre de 2010

Un México sometido a los gringos...

(Advertencia: si usted no tiene nalgas de hierro, ni intente leer esta columna, porque aquí se llevará un buen rato: ya ve usted que esta entrega no es un twitter pendejo de Calderón o del imbécil del Kalimba).

-.-.-.-

Nadie desmiente la información que contienen los 1.6 gigabytes de archivos que obtuvo Wikileaks y que exhiben la diplomacia global de Estados Unidos. De ese volumen, 2 mil 285 cables describen la percepción estadunidense sobre México y su “invitación” para mejorar la seguridad de este país. Pasado el sobresalto inicial, la clase política mexicana –exhibida ante propios y extranjeros como rendida ante los estadunidenses– confía en que se olviden sus “confidencias” diplomáticas

Entre 1966 y 2010, el personal de la embajada de Estados Unidos en México elaboró y remitió al Departamento de Estado 2 mil 285 cables sobre este país: 1 mil 281 figuran como “no clasificados”; 660, bajo el rubro “sólo para uso oficial”; 295 son confidenciales; 23, confidenciales y sin acceso a extranjeros; 14 son secretos, y 12, secretos sin acceso a extranjeros.

El puñado de despachos sobre México que divulgan los diarios que eligió el fundador de Wikileaks muestran el interés estadunidense por conocer el “estilo de liderazgo del presidente Calderón”, centrarse en “blancos de alto valor” contra el narcotráfico y los ruegos de la clase dirigente mexicana por obtener ayuda de Washington para pacificar tres ciudades del país y mostrar el éxito del programa presidencial.

El 4 de diciembre de 2009, a las 22:08 horas, la embajada de Estados Unidos en México recibió el despacho 238295 clasificado como “Secreto/ Nofor” (no acceso para extranjeros) firmado por “Clinton”. El documento “Liderazgo mexicano en general” alude dos informes anteriores (314/061600-09 y 314/045987-09) que indicaban que Calderón y su administración “están actualmente bajo gran presión por la guerra contra las drogas, el colapso económico y la pérdida de su partido en las elecciones de medio término”.

El despacho actual instruía a su personal para conocer cómo afectan esas presiones la personalidad del presidente mexicano y su estilo de gobierno. “Cómo reacciona Calderón a los puntos de vista diferentes al suyo, si debate con quienes no concuerdan con él” o qué valores pondera más: la confianza, lealtad o respeto. También indaga sobre los planes del gabinete de seguridad y de economía y cómo ve a Estados Unidos cada uno de los integrantes del gabinete mexicano. “¿Qué tan fuerte es su relación de trabajo con nuestros oficiales?”, inquiere el punto B2. Además, busca saber cómo manejan el estrés estos miembros.

Esta instrucción del Departamento de Estado revela la “desconfianza del establishment estadunidense respecto del desempeño y capacidad institucional para mantener niveles óptimos de gobernabilidad, sostiene Argentino Mendoza, maestro en estudios México-Estados Unidos del Centro de Investigaciones para América del Norte de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

La prensa mexicana daba cuenta, ese mismo día, de un informe del Pew Center en el que se refería que Estados Unidos perdió el liderazgo mundial. La página electrónica de la Presidencia de la República destacó que el mandatario asistió al “tradicional desayuno” de fin de año, con el personal naval, así como su entrevista con directivos del Banco Santander y la inauguración de la presa El Gigante, en Ayala de Morelos.

En espera del momentum

Carlos Pascual, embajador de Estados Unidos en México, dirigió al Departamento de Estado el cable confidencial 228419 el 5 de octubre de 2009, a las 20:26 horas. Trata sobre el “interés del gobierno de México por mejorar la seguridad en algunas ciudades clave”. Según el El País, el título de este despacho es “Cable que relata la ayuda que México necesita de EU”.

El documento subraya la insistencia de Gerónimo Gutiérrez Fernández, entonces subsecretario de Gobernación, y Jorge Tello Peón, coordinador de Seguridad Nacional, ante la delegación estadunidense para realizar urgentemente “esfuerzos conjuntos en dos o tres ciudades clave” con el fin de revertir la ola de violencia e inestabilidad que padecían. El apremio era porque, a partir de esa fecha, sólo les quedaban 18 meses para luchar contra los grupos del narcotráfico.

Ciudad Juárez y Tijuana, “y una tercera más” que podría ser Tijuana, fueron las propuestas del grupo de funcionarios mexicanos que ese día se reunió con la delegación estadunidense, que encabezó Bruce Swartz, Kenneth Blanco, Paul Rosen, Tony García y Keith Mines.

Según el informe del embajador Pascual, “ellos creen que el simbolismo de cambiar algunas de las ciudades más violentas sería muy poderoso; enviaría una señal para el resto del país de que la lucha contra el crimen organizado puede ganarse, y combatir el sentido de impotencia de muchos mexicanos”. Tello Peón sugirió que “formáramos una célula de planeación con algunos expertos de cada lado para poner en marcha programas para los próximos dos años”.

El cable fue enviado con copia a la Agencia Antidrogas estadunidense, al responsable del Comando Norte, al del Comando Sur, al Departamento de Seguridad de la Patria, al Departamento de Justicia, al Servicio de Marshals y a la Casa Blanca. Agrega que Gutiérrez advirtió que “tenemos 18 meses y si no se produce un éxito tangible que reconozca la población, habrá dificultades para sostener la confrontación en la próxima administración”.

Este informe de Pascual describe que Gutiérrez Fernández hizo un balance de cómo veían la Iniciativa Mérida los funcionarios mexicanos y que se daban cuenta de que “no hubo suficiente pensamiento estratégico en la primera fase” de ese plan. El embajador cita que Gutiérrez “fue cuidadoso en señalar que todo el equipo es necesario y que harán buen uso, pero desea que el enfoque sea más directo en la construcción de instituciones”.

El comentario final para el Departamento de Estado propone ver el compromiso del gobierno mexicano para seleccionar esas tres ciudades y trabajar para mejorar su seguridad. “Si es su estrategia y planean ejecutarla, deberíamos seguirlos” a partir de un programa regional que atienda los retos en las ciudades fronterizas. Hay una cantidad considerable de recursos y un incremento en el personal, concluyó.

El cable 240473, “Operación de la Marina mexicana contra el líder de la red de drogas Arturo Beltrán Leyva”, del 17 de diciembre de 2009, está clasificado como “secreto”, y también lo firma el embajador Carlos Pascual. El País lo tituló “Cable sobre la ayuda de EU en la lucha contra el narcotráfico”.

Escrito un día después de esa operación, refiere que las fuerzas de la Marina mexicana actuaron con información que les proporcionó Estados Unidos para “matar a Arturo Beltrán Leyva”. Destaca que la unidad que condujo la operación ha recibido “intensivo entrenamiento” por el Comando Norte en los años anteriores. Y aunque advierte que la muerte de Beltrán no solucionará el problema de las drogas en México, comenta que se espera el “momentum” necesario para realizar progresos sostenidos contra otras organizaciones del narcotráfico.

El punto siete del informe afirma que la operación contra Beltrán Leyva (ABL, según el reporte) es la mayor victoria del presidente Calderón y de su guerra contra el crimen organizado. “La operación contra ABL es un ejemplo de la excelente cooperación entre los gobiernos” de Estados Unidos y México; además, la Secretaría de Marina (Semar) ganó un estímulo particular frente a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) al ser más proactiva “y menos reacia al riesgo en operaciones futuras”.

Al respecto, el politólogo mexicano Javier Oliva destaca que, en el operativo contra ABL, estuvo el Ejército Mexicano. “Soldados de la XXIV Zona Militar cubrieron la retaguardia de las Fuerzas Especiales. La coordinación que hay entre la Armada y el Ejército nunca había sido tan estrecha”.

Estima que en éstos y otros cables filtrados por la prensa internacional, los diplomáticos estadunidenses en México utilizan adjetivos calificativos que sí afectan la relación bilateral. “En algunos casos –afirma Oliva Posada–, hay una postura de soberbia, como cuando se afirma que el Ejército Mexicano es lento”.

Abunda que esa visión es grave porque la doctrina militar del Ejército estadunidense “es tener soldados que conquistan porque es un ejército agresor; su formación, adiestramiento y hasta tipo de armamento así lo muestran. En cambio, el Ejército Mexicano no invade y trabaja con la sociedad”.

Mientras que ellos (los militares estadunidenses) “se encargan de lanzar bombas sobre bodas afganas, el soldado mexicano tiene que detener pesqueros en la costera Miguel Alemán, bajar y cachear al mesero, a la recamarista y en una de éstas hasta se encuentra a un narcomenudista”. Entonces, ¿a qué se refieren con lentitud?, pregunta el coordinador del Diplomado de Seguridad Nacional de la UNAM.

Oliva concluye su análisis sobre el contenido de los despachos filtrados con una reflexión: “Regresó la política, la diplomacia y el Estado como concepto mundial; no es un asunto de empresas trasnacionales o de especulación en bolsa, es política pura”.

A su vez, Raúl Benítez –presidente del Colectivo de Análisis de la Seguridad con Democracia y uno de los autores del México 2030, Proyecto de Gran Visión–, estima que son “totalmente normales dentro del trabajo diplomáticos” los cables sobre México que se habían divulgado hasta la primera semana de diciembre. El lenguaje que usa el embajador Pascual no emplea calificativos como “subdesarrollados”.

Respecto de la elección del gobierno estadunidense de compartir su información con la Semar y no con la Sedena, el especialista afirma que así fue, sobre todo porque la Marina tiene los comandos operativos de Reacción Rápida.

El DBWG, clave en la estrategia

John D Feeley es el segundo hombre más importante de la embajada de Estados Unidos en México; llegó a este país en julio de 2009 y es especialista en análisis sobre el hemisferio occidental. El 29 de enero de 2010, envió el cable 246329, clasificado como “secreto”, en el que aporta notas sobre lo que será la sesión del 1 de febrero sobre el Grupo de Trabajo de Defensa Bilateral (DBWG, por sus siglas en inglés).

El funcionario comenta que la inauguración de ese Grupo llega en un “momento clave en nuestros esfuerzos por profundizar la relación bilateral y para apoyar los primeros pasos del Ejército Mexicano” hacia la modernización. Describe que ese Grupo puede ayudar a asegurar que el “gobierno de México siga enfocándose en las mejoras institucionales” y en una mayor participación regional.

Opina que el DBWG es un componente importante de “toda nuestra estrategia bilateral [de la Iniciativa] Mérida” para 2010. Destaca que concluye 2009 con un compromiso del gobierno mexicano “sin precedente”, para trabajar junto con Estados Unidos.

Como la Sedena y la Semar aún tienen un largo camino que andar hacia la modernización, comenta que el DBWG tiene muchos “puntos clave” que resolver. Sostiene que debe animarse al Ejército Mexicano a participar más activamente en la arena internacional, a través de una mayor cooperación en Centroamérica y Colombia.

Feeley propone que puede intervenir en operaciones humanitarias o de pacificación. “Con esto se ayudará a la transición mental” de lo que ahora es “proteger la revolución” a una fuerza más dinámica, activa y flexible.

El exhaustivo análisis sobre el rubro político, económico y de los desafíos para la seguridad destaca que el presidente Calderón lleva tres de los seis años de su gestión “enfrentando un complicado ambiente político y económico”. Que su partido emergió seriamente debilitado de un dramático retroceso en las elecciones de julio de 2010.

Destaca que las cifras de popularidad de Calderón “han caído” junto con una contracción económica masiva y la sensación pública de que hay poca estrategia para crear nuevos empleos sustentables.

En materia de seguridad, el punto cinco del análisis pone el acento en la “inhabilidad del gobierno de México para detener las cifras al alza de los homicidios relacionados con el narcotráfico” en Ciudad Juárez y en otras partes. Esto ocurre mientras las instituciones mexicanas de seguridad frecuentemente se enfrentan en una competencia “suma-cero, en la que el éxito de una es visto como el fracaso de otra”.

El apartado seis del cable describe que los militares no están entrenados para patrullar las calles o llevar a cabo operaciones de aplicación de la ley. No tienen la autoridad para recopilar y presentar evidencias en el sistema judicial, lo que da por resultado que los arrestos se eleven hasta el cielo y las condenas permanezcan muy bajas.

Este despacho envía copias a los responsables del Comando Norte, del Comando Sur, del Departamento de Justicia, de la Agencia Central de Inteligencia, de la agencia antidrogas estadunidense y a la Agencia Federal de Investigación. Feeley explica que, “con nuestra ayuda”, el presidente mexicano refinó su estrategia anticrimen. Advierte que el despliegue militar no revirtió la violencia en Ciudad Juárez, lo que, en su opinión, refleja la “debilidad” del gobierno mexicano para responder a la presión pública y centrarse en construir instituciones civiles fuertes.

Para Raúl Benítez, este reporte de John Feeley muestra una gran capacidad de análisis político que ni siquiera es de inteligencia. Es respetuoso, no tiene expresiones ofensivas sobre México, “no dice ‘mexicanos atrasados, corruptos’, ni tiene una actitud de alguien con posición imperial o prepotente”.

“Pasará el vendaval y luego vendrá la normalidad; pedirán perdón a quien tienen que pedir perdón”, señala el especialista. En todo caso, la revelación pública de estos cables “le habrá hecho el favor a muchas entidades de inteligencia que se gastan el dineral por conocer esa situación”.

La filtración de unos 2 mil 600 despachos con información de inteligencia sobre el desempeño de las agencias y los responsables de la seguridad en México es relevante porque se trata de un nuevo activismo, señala Argentino Mendoza, del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (Cisan), especialista en burocracias y políticas de seguridad en la relación México-Estados Unidos.

El investigador subraya que la revelación de esos despachos diplomáticos “describen la incapacidad” del Centro de Investigación y Seguridad Nacional para encabezar las operaciones de inteligencia frente a la Secretaría de Seguridad Pública. Este hecho, agrega, también demuestra el grado de fiscalización del aparato burocrático estadunidense frente a sus pares mexicanos.

La respuesta de la SRE

La contraofensiva del gobierno mexicano llegó a media semana. Tras confirmar que las primeras planas de The Guardian, Der Spiegel, Le Monde, El País y The New York Times (que reproduce la información que le transmite el diario británico) ostentaban en sus primeras planas los cables de funcionarios de la embajada de Estados Unidos en México, actuó la diplomacia mexicana.

A las 23:20 horas del jueves 2 de diciembre, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) envió miles de copias por vía electrónica de su comunicado 395. Ahí, se “reprueba categóricamente la revelación ilegal de documentos cuya autoría se imputa a la diplomacia estadunidense”.

A la hora en que se difundía el comunicado, miles de mexicanos tenían acceso a, cuando menos, cuatro de los cables enviados desde México al Departamento de Estado. Aún así, desde la SRE se afirmaba que el conjunto de documentos filtrados y, especialmente, sus contenidos “son parciales e inexactos y reflejan una selección y una visión cuyos criterios se desconocen”.

Tal selección –que, ahora se sabe, sí llevaron a cabo los directivos de los diarios conforme a sus propias declaraciones– no la ejecutó el sitio electrónico que fundó Julian Assange. La decisión de publicar los cables diplomáticos de forma simultánea, editados en su extensión y forma, correspondió a los cuatro diarios europeos y al principal diario neoyorquino.

En ese punto, la SRE hizo entonces lo que ni siquiera la secretaria de Estado Hillary Clinton ha hecho: dudar de la autoría de los informes. El comunicado explica que, por su naturaleza, esas comunicaciones son reservadas y forman parte del proceso de la política exterior.

El comunicado de la cancillería mexicana insistió en persuadir a sus destinatarios que los documentos filtrados no estaban contextualizados, “lo que impide valorarlos adecuadamente y ponderar su importancia relativa”. Subraya que los informes divulgados incluyen un “énfasis subjetivo de quien los elabora en lo que –considera– interesa a sus superiores y, en algunos casos, para exaltar sus propios méritos”.

Al respecto, Jorge Eduardo Navarrete, exembajador mexicano ante Naciones Unidas, Alemania, China y Venezuela –entre otros países–, refiere que uno de los cables filtrados (el 231175, del 23 de octubre de 2009) cita una conversación del presidente Calderón con Dennis Blair, director de Inteligencia Nacional de Estados Unidos, en la que admite estar preocupado por las relaciones de Venezuela con Irán y le advierte que ese país adquiere influencia en América Latina. “Claramente –señala el diplomático de carrera–, me parece que el mejor ejemplo de esa declaración es de alguien que sí quiere quedar bien con sus jefes”.

El párrafo final del comunicado admite que algunos de esos documentos reflejan prácticas “deplorables” desde la perspectiva del respeto que debe imperar entre naciones que colaboran en torno a objetivos comunes. Remata con la afirmación de que las filtraciones –y no su contenido– constituyen un reto para la “conducción constructiva y armoniosa” de las actividades diplomáticas.

Navarrete señala como “no muy inteligente” el hecho de que de una parte de la autoridad mexicana haya puesto en duda la autenticidad de los documentos, “cuando hasta el Departamento de Estado lo acepta

Admitir que se tuercen brazos

“No es una filtración, sino una inundación”, describe Navarrete. Advierte que algunas personas pensarán dos veces lo que van a decir con un diplomático extranjero para que no aparezca en la prensa al día siguiente. Salvo esto, el efecto sobre la labor diplomática será que las cancillerías reforzarán sus sistemas de seguridad y ya no será tan sencillo para los hackers ingresar en estos recintos.

En el fondo, apunta, es que quedaron de relieve procedimientos que todo mundo sabe que existen, pero que se niegan cuando no hay evidencia irrefutable de su existencia. “Después de Wikileaks, será muy difícil negar que no se acude a presiones, que no se tuercen brazos o a medidas más allá de lo razonable en la búsqueda de determinados objetivos”, dice el también economista.

Sostiene que no debe perderse de vista que esas comunicaciones son la materia prima, no la conclusión del trabajo diplomático. Esta inundación de información no será el final de la labor diplomática como se conoce y uno de sus efectos positivos será que los países no utilizarán la vía diplomática para realizar tareas de las que después “tengan que avergonzarse”. Cuando esto se conoce, dice, se ponen caras “enrojecidas en muchos lugares”.

Por su parte, Argentino Mendoza, investigador del Cisan, anticipa que vendrá una activa participación del Grupo Binacional de Relaciones Públicas y Comunicación –creado en el marco de la Iniciativa Mérida– para “atemperar” el escándalo diplomático.

En busca de la información

La Ley de Estados Unidos de Libertad de Información (FOIA, por sus siglas en ingles) asegura el acceso público a expedientes del gobierno. Para que se desclasifiquen, recurre al criterio gubernamental, le pide que sostenga por qué no debe liberarse determinada información. Las agencias gubernamentales deben desclasificar esos documentos, a menos de que justifiquen legalmente que se mantiene esa reserva bajo una de las nueve excepciones que contempla la Ley.

Steven Aftergood dirige el sitio Secrecy News, de la Federación de Científicos Americanos. Ha denunciado por años la política de secretismo del gobierno estadunidense que mantiene lejos de los ciudadanos la información sobre inteligencia y seguridad, a pesar de que recurran a la FOIA.

Explica a Contralínea el impacto interno en Estados Unidos por la liberación de los despachos diplomáticos de las embajadas de ese país en el mundo. “Creo que las opiniones de los ciudadanos estadunidenses sobre Wikileaks están severamente divididas. Algunas personas creen que amenazó la seguridad estadunidense y que ha minado las relaciones diplomáticas en todo el mundo. Otras son muy solidarias con Wikileaks y creen que ese sitio al fin reveló la verdad sobre la política exterior de Estados Unidos”.

Aftergood observa que la divulgación de esos despachos diplomáticos sí impactó la estructura del poder, por lo que es previsible que, en el corto plazo, el gobierno estadunidense impondrá nuevas restricciones sobre la información. “Probablemente –añade–, se incrementará la seguridad para la información clasificada”.

Se le pregunta si considera que las instituciones estadunidenses insistirán en rechazar las solicitudes de información pública. “No sé”, responde. Explica que cuando los funcionarios sienten que han perdido el control de la seguridad, la respuesta natural puede ser la de imponer restricciones más fuertes sobre el acceso a la información. “Así que podríamos terminar con más secretismo que antes”.

El hombre que desde hace ya varios años presiona para hacer accesible información gubernamental sobre temas de inteligencia, seguridad, militarización y cooperación dentro de las agencias manifiesta su esperanza de que Wikileaks dé una lección por la liberación de información diplomática, que “necesitamos corregir nuestra política de clasificación y reducir bruscamente la cantidad de información que se clasifica”.

Eva Golinger, abogada estadunidense-venezolana, es quizás en toda América Latina la persona que más ha penetrado en la información clasificada del gobierno de Estados Unidos. A través de la FOIA, la investigadora ha documentado intentos golpistas, intervencionismo electoral, financiamiento a grupos opositores en Venezuela y Cuba.

La también autora de los libros La telaraña imperial; Enciclopedia de injerencia y subversión; y Código Chávez examina el efecto Wikileaks: “No avalo la táctica de fugar documentos”. Sin embargo, ante el hecho consumado, la abogada admite que los cables revelan información de gran importancia para el interés público. “Se reafirma que gran parte de la diplomacia mundial se fundamenta en maniobras ocultas y sucias, muchas veces basadas en chisme y fuentes no muy creíbles”.

De los documentos sobre México, refiere que algunos son “muy comprometedores” sobre la administración de Felipe Calderón y lo que parece ser “una subordinación plena frente a Washington”. Cita el cable sobre las críticas del mandatario mexicano a su homólogo venezolano, mientras que públicamente “se muestra como un amigo del presidente Chávez. Ahí se ve su doble cara, su doble moral”.

La mayoría de los pueblos quiere gobernantes honestos y sinceros “y no los pocos de mentirosos, egoístas y cínicos que están saliendo a la luz en estos documentos”, concluye Golinger, quien impulsó la formación de la Corte Penal Internacional de La Haya.

--

mariocuen@larevistadelpatron.com

http://contralinea.info/archivo-revista/index.php/2010/12/24/wikileaks-revela-un-gobierno-mexicano-rendido-ante-eu/

--

--

sábado, 25 de diciembre de 2010

Bueno: Feliz Navidad, pues...

(El año pasado puse esta entrega aquí, el año que viene también la pondré... si llego hasta el 25 de diciembre. Como el sentimiento es el mismo, les deseo a todos una Navidad llena de dicha: lo demás, como dice el último párrafo, viene en consecuencia. Felicidades y les mando un abrazo con cariño, para quienes habitan la sección cariño de mi alma, y con amor, para quienes están instalados en el multifamiliar de mi corazón).
-.-.-.-.-.-
Recuerdo que cuando yo era niño, allá en Navojoa, el 24 de diciembre mi mamá se la llevaba todo el santo día metida en la cocina mientras mi papá salía yo pienso que a ponerse de acuerdo con Santo Clos en alguna cantina de alrededor, por eso creo que yo crecí con la convicción de que Santa era un gordo borrachón y cigarriento, porque mi papá regresaba ya entrada la tarde en calidad de Homero Simpson: Bien jala'o y apestando a cigarro. Claro que esto es sólo un decir...
El caso es que durante todo el 24, de la cocina de la casa salía un olor a tamales o pierna de puerco o pozole o pavo o lo que fuera que cocinara aquella santa mujer, siempre mezclado con esas hierbas maravillosas que sólo las mamás saben cómo se llaman, una pizca de felicidad y cucharadas enormes de ternura que a la hora de la cena —casi todos callados y con la mirada de asombro ante tanta magia dispuesta a alimentarnos el cuerpo y el alma, en medio de las campanadas del templo y de los ruiditos de colores que salían de todas partes como si el mundo se estuviera incendiando de cariño— brotaban como abrazos y besos que siempre alcanzaban para todos y que cuando pequeños nos arropaban cálidamente, pero que con el paso del tiempo no pudieron retenernos en esa cocina, en esa mesa, en esa casa donde siempre estuvo y ha estado aquella ahora viejita y aquel hombre callado y taciturno, al menos en el recuerdo imborrable que a muchos se nos ha quedado grabado como marca de un hierro tatuado en el ventrículo izquierdo de nuestro colesteroso corazón.
Para nosotros, mis hermanos y yo, el 24 de diciembre era un día que no debería existir en el calendario, no tenía razón de ser, nomás la noche, porque ...esta noche es Noche Buena y mañana Navidad, según dice la tonadilla, pero de haber hecho realidad nuestros deseos nos hubiéramos perdido la esencia del día: Los recuerdos de las mamás en la cocina y la ausencia de los papás donde quiera que se metieran para negociar con Santa, siempre en abonos chiquititos, lo que nosotros, revoloteando como cuervos metidos en camisas de franela, esperábamos que nos amaneciera, ya bajo la almohada, ya bajo la cama, ya bajo el árbol. No recuerdo cuál fue mi primer regalo navideño, pero me acuerdo bien clarito que el año en que ya no me regalaron juguetes sentí un como quejido adentro de mí porque en vez de carritos y pistolas de vaqueros me amaneció un cinto y ropa… ¡ropa!; a mí, que andaba siempre descalzo, en pantalones cortos y remendados, camiseta suelta y la greña más suelta que Gloria Trevi —porque han de saber ustedes que en aquellos años de la infancia yo tuve cabello y un chingo de pelo… mucho, eh… no por nada mis tíos Chemo y el canijo del Raúl, alias El Camisetas, me decían Mico o Simio… y ya cuando andaban bien inspirados por el alcohol y las botanas me decían Micosimio, en una redundancia propia de los sonorenses francotes y echados pa’lante oriundos de Santa Rosalía de Ures—. Eni, wey.
Ya se sabe que la Navidad no son los regalos, pero qué gacho se siente cuando a uno dejan de darle juguetes y se los cambian por implementos de cocina, por mandiles —mi caso particular, ciertamente—, por rasuradoras, lociones, corbatas, botellas, chamarras, yates, aviones, países y/o continentes, que son bienvenidos, claro, pero eso hace que el niño que uno lleva por dentro se quede sentado en un rincón de la nostalgia, mirando cómo nuestros menores hijos (como les dicen los abogados a esos pequeños monstruos que se nos parecen, y así nos dan la primera satisfacción, dice Serrat para eliminar sospechas del barrio y sus alrededores) abren desesperadamente los paquetes —como alguna vez, hace cuarenta años y más, lo hicimos nosotros con la luz de la estrella de Belem brotando de nuestros ojos ansiosos para descubrir aquello que más temprano que tarde terminaba rodando en el patio, con la pintura descascarada y las ruedas incompletas—, sacan los regalos de su caja como supongo que hace el médico que atiende a la parturienta a la hora precisa, que tiene más de humana que de divina, en que un nuevo ser sale al mundo bañado en esos ectoplasmas asquerositos y amnióticos que fueron el algodón de la habitación perfecta en la que flotamos durante nueve meses sin querer salir al mundo a ser parte de las estadísticas siempre odiosas de los organismos que rigen la economía mundial: Uno más… y otro… y otro… Con los años, las hormonas navideñas nos hicieron ampliar el territorio de caza corazonezca, y así, juntos y revueltos, como debe ser en toda tribu silvestre que se precie de serlo, la Noche Buena fue la fecha propicia para calentarnos el alma en desamparo al abrazo de la chica o el chico (dependiendo de la lucha de género) en la casa de la Lorena Sánchez, o con la familia Bacaricia o en los platos del menudo michoacano del clan del Roberto Ramos, o dando serenata a la luna como sapos cancioneros, abrazados con ese cariño festivo de la adolescencia, el Güero Araiza, el Rolando Martínez, el Beto Brochas y muchos otros, además de este lento animal que soy, que siempre he sido (para parodiar como se debe a Jaime Sabines), pensando en la Charito Díaz, soñando con la Imelda Rojo, enamorados una y otra vez de las hermanas de la Buena... mientras íbamos dejando un terregal de risas por toda la calle Obregón rumbo a la Plaza 5 de Mayo en las primeras luces del alba, rodeados de los ladridos de los perros del amanecer y de bajo la mirada ladeada y socarrona de aquellos otros cánidos que nos evocaban la figura piramidal de esa leyenda llamada Gordo Zavala...
Y todos guardamos historias parecidas de la Noche Buena, acaso enamorados o enamoradas de otros nombres y otros rostros, quizá, pero con la misma esencia, bajo la misma luna, en medio de los mismos ladridos que nos alegraban el alma en un caldo de cultivo llamado vida misma: encuentros y desencuentros de seres que se buscan, que se dejan señales que el otro no quiere o no puede interpretar y que al final no siempre tuvieron ese final feliz de telenovela, ése que todos quisiéramos vivir un día para no quedar en deuda con el corazón. “El tiempo da vueltas en redondo”, dijo García Márquez en boca de unos de los personajes de Cien años de Soledad. “La vida es cíclica —digo yo—, y todo se repite quiera uno o no quiera, incluso aquellas intrascendencias que hacen las grandes diferencias o esas que no nos dejan destacar”. Y como todo se repite, nosotros también repetimos con nuestros hijos lo que nuestros padres repitieron a su vez con nosotros: Dejamos de regalarles juguetes a cierta edad —“Porque ya son grandes… o para que maduren”, piensa uno equivocadamente—, como si los años tuvieran necesariamente que esconder o matar al niño que fuimos y que seguimos siendo toda la vida.
Y es que de otra manera no se podría explicar ese temblor que uno siente cuando escucha las canciones navideñas, cuando se esmera en colocar el árbol, llenarlo de adornos y luces, poner tarjetas entre las hojas y dejar los regalos a su sombra luminosa.
No se podrían explicar esas ganas calladas de recibir a todos los amigos en la sala, junto al árbol y la musiquita navideña, a beberse un chocolate o algún brebaje de mayor octanaje, charlar sobre la noche del 24, los regalos del 25, las esperanzas de un nuevo año que se abre cada enero como se abre el cofre de la espera y seguir acariciando los mejores deseos para quienes nos rodean cerca o lejos y que nos desgaja el alma su solo recuerdo en esa distancia incomprensible, odiosa y amarga, que nos hace suspirar a solas y llorar en silencio porque es tan difícil tener el corazón partido de a de veras —y no sólo como letra de una canción— y tratar de demostrar esa fortaleza que se derrumba como castillo de naipes ante una silla vacía y un plato sin tocar en la cena navideña y el ponche que se enfría sin ser saboreado por quien tal vez a la misma hora nos extraña igual que nosotros: Sin poder estirar los brazos y abarcarlo desde siempre y apretarlo con todas las fuerzas de la ternura, junto a todos los demás...
No se explicaría esa nostalgia por todos los seres queridos que se han quedado solos bajo una lápida, en un cementerio acaso lejano, pero siempre presentes en la casa del corazón con sus risas, sus gritos, sus abrazos, sus besos, sus palabras de consuelo, su café oloroso, su cigarrillo humeante, su aroma a lavanda y a Old Spice, su mirada serena o su ceño fruncido, su pasión por las cosas simples de la vida, su cariño por la lluvia, sus ganas de heredarlo todo, hasta la Cheyenne, apá... y luego el corazón, ¡chingado!, justo cuando debe demostrar su señorío, se desborda por los ojos como para humedecer y desempolvar un camino que ya no volveremos a desandar juntos en esta vida que se va desmoronando poco a poco en la nostalgia... No, nunca dejamos de ser los niños que fuimos, los que esperan para Navidad un modelo armable, tal vez un carrito de latón, una barbie, un juego de mesa, una casita de muñecas, un trompo de madera, un juego de te, el tren eléctrico que se extravió en los laberintos del tiempo, un avioncito de plástico para volarlo con la chiquillada del barrio, un paquete de piezas lego para construir la casa de nuestros sueños, mientras en la cocina las mamás sazonan el recuerdo de aquellos tiempos en que andábamos como conejos inquietos, destapando ollas y olfateando las maravillas que durante la Noche Buena preparaban el ambiente para que nos amaneciera más temprano y empezar a construir nuevos conceptos de felicidad transitoria que duraba lo que duraba el juguete…
Con todo, desde aquí les envío un abrazo y les deseo una armoniosa Navidad y un año nuevo lleno de buenaventura, salud y trabajo, que lo demás llega en consecuencia. Cuídense. Cuídense siempre, aunque ese siempre sea más corto cada vez...
--
--

jueves, 23 de diciembre de 2010

Quién pudiera comprarte...

Como si algo nos faltara, ahora el cártel de Sinaloa se ofrece espontáneo y gratuito en narcomantas a perseguir y castigar a los asesinos de la señora Marisela Escobedo, muerta de un tiro en la nuca cuando desplegaba una manta de protesta, frente al palacio de la autoridad de Chihuahua, por la ineficacia en la persecución del asesino de su joven hija Rubí Marisol Frayre Escobedo.

Hemos sido testigos de las malformaciones que los procesos de administración de la justicia suelen tomar en México. La más elemental de ellas debe tener raigambre por igual prehispánica que de la Conquista, la mordida. Pero la corrupción, que en esencia no es más que podredumbre, tiene otras manifestaciones.

Algo debe andar muy mal en la administración de justicia de nuestro país para que los adalides de su justa búsqueda sean un próspero empresario del ambiente de los deportes y una señora que emprendió la personal persecución de los secuestradores y asesinos de su hijo. El señor Martí y la señora Miranda de Wallace evocan en el subconsciente colectivo a don Alejo, atrincherado en su rancho tamaulipeco que yo vi para defenderlo hasta la última bala. Todo eso lo entendemos al grado de la veneración, aunque no estemos de acuerdo con la esencia.

La tarea de los ciudadanos no es defender a balazos hacienda y familia hasta la muerte, ni andar cazando secuestradores y asesinos para llevárselos al Ministerio Público, corriendo el peligro —como en el caso de la señora Escobedo en Chihuahua— de que jueces venales o imbéciles los dejen en libertad.

La tarea del Estado, y para eso esencialmente cobra, es garantizarnos la convivencia, esto es la paz, el orden y la seguridad; y luego darnos los servicios para que esa convivencia transcurra en comodidad.

Pues resulta que no.

Ahora hay francotiradores de la justicia. El cártel de El Chapo Guzmán, todos integrantes del crimen organizado, ofrecen sus servicios de perseguir, procesar, condenar y castigar a las últimas consecuencias a los que violen la ley.

¿Cuál ley?

La que se vende, claro.

--

Félix Cortez Camarillo

--

--