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jueves, 30 de agosto de 2012

Doctorados Honoris Causa otorgados por la Universidad de Sonora...

“Honrar, honra”, dijo José Martí.
 
Honrar es, además, una demostración de reconocimiento, una prueba de humildad y un acto de fe en los frutos generosos de la humanidad, esos que aportan nuevos y buenos motivos para seguir viviendo con la esperanza de un mundo mejor.
 
Honrar es, también, sembrar la semilla para fortalecer las relaciones entre las personas y las instituciones, entre el presente y el futuro y, ¿por qué no decirlo?, entre la inteligencia y el corazón.
 
Por ello, la Universidad de Sonora se siente honrada al entregar el máximo galardón que confieren las universidades del mundo: el Doctorado Honoris Causa, a los personajes que gozan de grandes méritos académicos, científicos y humanos, siempre en favor de nuestro país y de la juventud mexicana que busca ampliar sus horizontes desde las aulas del conocimiento.
 
La estéril discusión de quién es realmente quien se honra con la entrega de un reconocimiento de este tipo, si la persona que lo recibe o la institución que lo ofrece, aquí no tiene cabida porque en la relación que muchas personas de valía han sostenido con la Universidad de Sonora, un acto de este tipo es consecuencia natural que no se presta a malinterpretaciones.
 
Y para la Universidad de Sonora, otorgarle un Doctorado Honoris Causa es un elemental acto de justicia.
 
Lo más importante para la institución no es el total de las acciones realizadas durante tantos años, sino los móviles, las ideas y los valores que como faro en la noche ha orientado el quehacer científico o humanístico de los personajes que hemos honrado.
 
Es la disciplina, la honestidad intelectual, el trabajo serio, la pasión y entusiasmo que han impreso en todas esas acciones, que reflejan un gran sentido de solidaridad para con sus semejantes, y que por ello pueden ser considerados como verdaderos modelos para los jóvenes; en general, para cualquier persona que desea desarrollarse en el campo de la investigación y la docencia.
 
En todos aquellos individuos que han recibido el título Honoris Causa por parte de la Universidad de Sonora se concentran los requisitos fundamentales de todo gran humanista: el deseo de ir más allá de los límites que se han impuesto para lograr metas que beneficien a la sociedad.
 
Así, como institución responsable de la sensibilidad y la inteligencia, la Universidad de Sonora se honra al reconocer los méritos de destacados investigadores que nos ha servido de guía para conocer y reconocernos en las grandes causas de la humanidad que son siempre el bienestar de los menos afortunados y la esperanza realizable por un mundo mejor en el marco inquietante del presente.
 
Nuestros galardonados son casos de excepción, pues son producto de una formación integral que no desprecia ningún resquicio de la curiosidad y la creación humanas, y cumplen con propiedad con la más alta intención del espíritu universitario: “Saber más para ser mejores”.

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(Fragmentos del discurso del rector Pedro ortega Romero en la ceremonia protocolaria de entrega del reconocimiento al Dr. Saúl Álvarez Borrego)

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Los Honoris Causa otorgados por la Universidad de Sonora:


Jaime Torres Bodet, el 12 de octubre de 1962 por sus méritos científicos.

Ignacio Chávez, el 21 de enero de 1963 por sus méritos científicos.

Ignacio González Guzmán, el 23 de enero de 1963 por sus méritos científicos.

Ignacio Burgoa Orihuela, el 23 de enero de 1963 por sus méritos filosóficos.

Alfonso Ortega Martínez, el 23 de enero de 1963 por sus méritos filosóficos.

Arturo Rosenblueth, el 25 de enero de 1963 por sus méritos científicos.

Víctor Bravo Ahuja, el 25 de enero de 1963 por sus méritos filosóficos.

Silvio Zavala, el 25 de enero de 1963 por sus méritos científicos.

Edmundo Valadés, el 14 de mayo de 1987 por sus méritos literarios.

Pablo Latapí Sarré, el 15 de mayo de 2002 por sus méritos filosóficos.

Onésimo Hernández Lerma, el 5 de marzo de 2003 por sus méritos científicos.

Pablo González Casanova, el 24 de febrero de 2005 por sus méritos filosóficos.

Saúl Álvarez Borrego, el 27 de febrero de 2009 por sus méritos científicos.

Héctor Fix Zamudio, el 29 de septiembre de 2010 por sus méritos filosóficos.

Eugenio Filloy Yagüe, el 28 de febrero de 2011 por sus méritos filosóficos.

Omar Guerrero Orozco, el 9 de noviembre de 2011 por sus méritos científicos.

 
En la sesión del Colegio Académico del 9 de diciembre de 2008, realizada en el campus Navojoa de la Unidad Regional Sur, y presidida por el rector Pedro Ortega Romero, se acordó otorgar el grado de Doctor Honoris Causa a Héctor Fix Zamudio, Saúl Álvarez Borrego, Carlos Fuentes, por sus méritos literarios, y a Mario Molina, por sus méritos científicos. Los dos primeros ya recibieron sus reconocimientos en ceremonias protocolarias.

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